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SEAMOS REALISTAS. HAGAMOS LO NECESARIO.

Nueva Alerta General

Mientras, China se "eleva" hacia la Nada 


Aceleradamente, el año 2015 casi ha transcurrido, poniendo en evidencia la gravedad de la Crisis Ambiental imperante en nuestro planeta Tierra, y asimismo exponiendo a Europa y Estados Unidos como economías resquebrajadas y al borde del colapso.

No es algo que se precipitó durante apenas los últimos meses, sino que se viene acelerando desde el año 2000, cuando Naciones Unidas asumió el compromiso de alcanzar unas llamadas Metas del Milenio globales hacia el 2015, cosa que de ninguna manera se ha conseguido a pesar del maquillaje financiero que se ha practicado sin cesar en los cónclaves de Jefes de Estado y sus Ministros de Economía.

Entretanto, la gente común de muchos lugares, sin proclamas altisonantes viene tomando el presente en propias manos a fin de abrir sendas alternativas ante tanta calamidad estructural imperante. Así vienen dándose foros y articulaciones bajo denominaciones muy sugerentes: Pueblos en Transición, Decrecimiento, Re-ruralización Urbana, Cultivos Orgánicos, Huertas Comunitarias, Bancos de Semillas, Biorregionalismo, Redes Generativas, Empresas Recuperadas, Pedagogías Generativas, Cooperativas de Trabajo, y demás.

Entretanto, fenómenos climáticos extremos sacuden todo el tiempo a pueblos enteros: sequías feroces, inundaciones descomunales, olas de frío, olas de calor, incendios forestales, tornados, terremotos, deshielo de los polos, tsunamis, acidificación oceánica, etc.

La Internet está vehiculizando sin cesar infinitas iniciativas transformacionales que no responden a una Cúpula Centralizada sino que bajo una dinámica por completo descentralizada van concretando pasos firmes a fin de que hombres y mujeres, jóvenes y veteranos, tomen su natural poder de creación mientras la Clase Política y Burocrática sigue descomponiéndose en netas y nefastas ceremonias de corrupción.

Está sucediendo, mientras la prensa escrita y televisada titila alucinada documentando crudas reseñas de violencia y destrucción que mantienen en estado de conmoción a millones de personas en todas las latitudes. Cada día con más obsesividad y persistencia.

Así están las cosas.

¿Dónde estás? ¿Qué estás haciendo? Sos parte de la solución o parte del problema?




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Visiones verdes

Miguel Grinberg

22.07.2009

Bastaría que en un solo lugar del país un grupo asumiera como tarea prioritaria los principios de ayuda mutua y cooperativismo para inaugurar una irrefrenable reacción en cadena.



Los argentinos estamos camino al bicentenario de la Revolución de Mayo con una mochila recargada de guerras fratricidas, golpes de Estado, semanas trágicas, décadas perdidas, crímenes de lesa humanidad, atentados canallas, corrupciones recurrentes, luchas endémicas por el poder y otras calamidades sociales generadoras de frustraciones y resentimientos rotundos. Durante 200 años hemos girado en una calesita de atascamientos colectivos consolándonos con arengas y proclamas sectarias a mansalva. Por eso no resulta extraño que hoy miles de jóvenes pertenezcan a la categoría “ni-ni” (los que no estudian, ni trabajan, ni proyectan). O sea, gente sin futuro. Pueblo sin raíz. Generación perdida.

¿Estaremos condenados, como el antiguo rey griego Sísifo, a empujar una roca inmensa por una ladera empinada y cuesta arriba, para que antes de llegar a la cumbre de la colina la roca ruede siempre hacia abajo, y sea preciso empezar la titánica tarea desde el comienzo? No lo creo. En cambio, pienso que la ecología social alberga una alternativa. Utópica, claro, como todas las genuinas epopeyas. Minoritaria, por supuesto, como el quehacer de todas las vanguardias.

Nuestro vasto territorio nacional se halla altamente despoblado y a merced de los especuladores inmobiliarios internacionales. Con apenas 40 millones de habitantes, se calcula que un 33% de la población vive en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, en tanto el resto de la provincia de Buenos Aires alberga a un 37% del total general. O sea: las áreas urbanizadas concentran a más de las tres cuartas partes de los argentinos. En los campos del antaño famoso “granero del mundo” vive muy poca gente. ¿Por qué? Porque por allí no hay porvenir alguno. O, al menos, es lo que narran quienes salieron de sus provincias rumbo a los asentamientos precarios de la periferia de las grandes ciudades del país.

Como ecologista generativo, creo en las revoluciones sociales “desde abajo”, no para sentarse en los recintos institucionales tradicionales sino para “tomar el poder natural de la comunidad”. Siento que la conmemoración del Bicentenario abre el camino para una nueva fundación argentina basada en la ecologización de enclaves ya constituidos (poblaciones en vías de decadencia) o la creación de una red de aldeas ecológicas autosuficientes o “pueblos verdes” en tierras ociosas. Con o sin apoyo de las autoridades municipales locales.

Tomo como ejemplo las prácticas populares brasileñas llevadas a cabo a partir de 1976 en el municipio de Lages (Santa Catarina). Allí, el intendente Dirceu Carneiro y su equipo promovieron alternativas para la agricultura, fuera de las variedades de trigo y arroz que las empresas transnacionales promueven para vender sus fertilizantes y para acentuar el proceso de concentración de propiedad de la tierra. Al mismo tiempo, las asociaciones de barrios y las agrupaciones de padres y profesionales constituyeron una especie de “cabildos verdes” basados en la democracia participativa, a fin de construir viviendas, hacer redes cloacales, cultivar huertos comunitarios y coordinar puestos de atención primaria de la salud. No como una metáfora de la vida hippie, sino como aprovechamiento intensivo de la potencia laboral de la gente. El trabajo voluntario y solidario crea pilares comunitarios que ninguna “trenza” política consigue socavar.

También en Brasil y en Bolivia han sido inductoras de hondas transformaciones municipales las llamadas “comunidades eclesiales de base”, donde sacerdotes progresistas fomentaron la autoconstrucción de viviendas, los huertos familiares y el cultivo de peces de agua dulce en piletones excavados por la gente: el hambre no es una maldición del cielo, es una parálisis de la iniciativa personal fomentada por los enemigos del acto vital.

Bastaría que en un solo lugar de la Argentina un grupo humano asumiera como tarea prioritaria los principios de ayuda mutua y de cooperativismo, ya promovidos históricamente por ideólogos libertarios, para inaugurar una irrefrenable reacción en cadena.

Demostrarían contagiosamente que todo lo aquí expresado es posible y viable, que la construcción de la autonomía, la autovalía y la autoconfianza son herramientas genuinamente revolucionarias, incorporando tecnologías apropiadas para la generación de electricidad (molinos de viento y microusinas hidráulicas), hornos de pan, cocinas solares e infinidad de herramientas simples y baratas.

Por supuesto que este tipo de iniciativas no resuelve las grandes crisis planetarias. Pero en pequeños grupos de individuos decididos rescata saberes y poderes que siempre estuvieron al alcance de la gente común, cuya grandeza consiste en ser capaces de convertir buenos sueños en realidad, y la vida en una obra de arte.




TIEMPO DE UMBRAL




La vida es una doble danza de agonía y renacimiento. Lo vemos en el mundo animal, mineral, vegetal y estelar. En las familias y los países. Todo es energía en estado sólido, líquido, gaseoso y psíquico. Es yin y yang entrelazados en el Tao. Es luz y penumbra abrazadas mutuamente en una danza eterna.

Pero en el universo no hay nada que podamos llamar oscuridad. Se trata apenas del límite visual de nuestras retinas humanas. Hay animales y aves que ven a través de lo que consideramos como tiniebla. La oscuridad es un fenómeno mental, igual que la ignorancia. Donde no hay visión, los hombres tropiezan.

Estamos atravesando el umbral de la más fascinante metamorfosis que nuestra especie haya podido imaginar. Algunos lo perciben. Otros no se han dado cuenta todavía. Y están aquellos que no quieren saber nada al respecto porque tienen domesticado su estado de esclavitud. Ha sido siempre así en los momentos culminantes de la travesía terrestre de la humanidad. Llegó el momento de darle un adiós definitivo a la torpeza y el conformismo.


Una plaga llamada humanidad





Dato 1: en el año 1700 la población mundial sumaba 600 millones de seres humanos que en 2000 ascendieron a 6.000 millones. En la actualidad su número se aproxima a los 7.000 millones. Según proyecciones de la División de Población de la ONU, la cifra superará los 9.000 millones de personas hacia 2050. La misma organización mundial calcula que en nuestra Espacionave Tierra hay 1.300 millones de individuos que pasan hambre.

Dato 2: Durante el primer cuatrimestre de 2010 han sido notorios movimientos telúricos de gran intensidad, con impactos destructivos graves en países como Haití y Chile. Las noticias de este carácter han alcanzado casi una frecuencia semanal. A ello se sumó a mediados de abril la erupción del volcán Eyjafyallajokull, en Islandia, que lanzó a la atmósfera grandes olas de humo negro, cenizas y vapor blanco, además de fundir parte de un glaciar. Hacía 189 años que no se veía la erupción de un volcán en medio de un glaciar. La visibilidad condicionada impuso la suspensión de los vuelos entre España y el Reino Unido, y también la circulación aérea entre Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Irlanda y Bélgica.

Dato 3: A propósito de las profecías apocalípticas referidas al emblemático año 2012, varios canales de televisión por cable no escatiman la proyección reiterada de documentales y programas que vaticinan instancias catastróficas para el planeta y sus criaturas.

Entretanto, notorios trastornos climáticos afectan la existencia en variados territorios y a sus respectivos pobladores.

No es mi intención sumarme a la polémica que atribuye ciertas calamidades ambientales al accionar de nuestra especie o, en cambio, a los ciclos solares o simplemente a vaivenes del mundo natural. Esa es otra conversación. Lo que debería preocupar a los dirigentes mundiales y a los ciudadanos del globo se refiere a una noticia reciente conectada con la fallida conferencia mundial sobre cambio climático que tuvo lugar en diciembre de 2009 en Copenhague.

A mediados del pasado abril de 2010, en Bonn (Alemania), Naciones Unidas reconoció que el proceso paralizante que provocó el naufragio de esa reunión cumbre en Dinamarca no sólo persiste sino que se ha agravado. Yvo de Boer, secretario de la ONU para cambio climático, anticipó el fracaso de otro cónclave crucial que tendrá lugar en diciembre de 2010 en México. Nítidamente dijo: “No creo que en Cancún pueda acordarse un tratado, considero que tendremos muchas más rondas de negociaciones antes de arribar a una solución definitiva”. Se sabe que de Boer ha renunciado a ese cargo y lo abandonará en julio tras cuatro años de improductivas iniciativas. Añadió: “pienso que por ahora el foco debería estar en medidas prácticas para ayudar a los pobres y salvar los bosques”.

Aquí empieza el drama histórico. La humanidad no tiene modo de frenar las grandes energías universales. Por eso la ONU sólo pregona medidas de adaptación a los cambios y de mitigación de sus impactos. La humanidad se encuentra pues en una encrucijada ineludible. Estamos pasando del Holoceno (época geológica posglacial que comenzó hace 12 mil años) al Antropoceno, el período más reciente donde nuestra especie ha producido un impacto perturbador en el clima terrenal y los ecosistemas. Las hipótesis enfocadas en programas de Geoingeniería para atenuar las crisis planetarias son en su mayoría descabelladas o impracticables.

Tendremos que aplicarnos a reconsiderar el concepto de “calidad de vida” no ciñéndonos apenas al mundo material sino también incorporando la variante espiritual. Deberemos ingresar en un ciclo de existencia frugal despegado de los criterios dilapidadores entronizados por la llamada Sociedad de Consumo. Esto será más duro para los habitantes privilegiados del mundo ultradesarrollado, en tanto los países en vías de “transición” tendrán que asumir la imposibilidad de alcanzar los niveles de depredación que practicaron las naciones consideradas “ricas”.

El cultivo de nuestras almas se presenta como una epopeya fundacional.



Visiones y Vibraciones





Nuestro espacio sagrado

Un despertar sin precedentes se está produciendo en el seno de la humanidad. Algunos seres humanos lo captan espontáneamente y sus vidas cambian de inmediato. Otros lo viven como una especie de “malestar” cotidiano que no logran desentrañar. Las variables son múltiples.

En tiempos antiguos, las grandes transformaciones espirituales ocurridas en el seno de nuestra especie se asociaban a ceremonias mágicas o sobrenaturales. Apenas unos pocos “elegidos” lograban discernir el fondo y la forma de las modificaciones que se producían, en tanto la multitud seguía prestando atención a los rituales obsoletos del mundo que se desintegraba a su alrededor.

Lo “sagrado” y lo “divino” se encasillaba dentro del marco religioso, sujeto a la interpretación y el designio de una casta sacerdotal privilegiada que monopolizaba los significados trascendentes de todo lo que se iba modificando en el campo de la percepción individual. Casi nada de esos conocimientos se transfería a la sociedad como un todo, pues eso habría alterado las relaciones del poder político en el plano temporal.

Hoy, la “visión divina” actúa como Ojo del Universo y es una especie de cámara estelar equivalente a un portal sagrado que conduce a un estado de consciencia que ilumina la dimensión antropocósmica como nunca antes en el pasado. En esa situación, el meditador dinamiza el accionar del Tercer Ojo como receptor de luz y energía de fuentes primordiales activas en el universo. Libre de los condicionamientos del mundo “profano” mediante recursos meditativos, nuestra glándula pineal –ubicada en el centro de nuestro cerebro– regula la acción de la luz sobre nuestro cuerpo: su estimulación “ilumina” los potenciales naturales de nuestro ser real. Es clave para el discernimiento, la intuición y la consciencia cósmica. Es patrimonio irrenunciable de los visionarios.

Hay una diferencia crucial entre religión y espiritualidad. La primera es una forma institucionalizada de culto, una organización que sostiene valores consagrados y una doctrina irrefutable. La segunda es una energía autónoma, ilimitada, que no tiene propietarios. El geoteólogo Thomas Berry afirma que todo ser humano posee dos dimensiones: la universal y la individual, el Gran Ser y el pequeño ser. Destaca que por eso nos exaltamos cuando estamos en medio de los árboles, escuchamos himnos sagrados, vemos los colores de las flores o del cielo al atardecer, o cuando observamos el fluir de un río. La fuente de inspiración es un encuentro con el Gran Ser, la dimensión donde experimentamos la realización. O sea, la consumación de haber nacido para ser y estar en el universo. Sin ella somos entes incompletos.

No constituye una percepción exclusiva de los pueblos indígenas: dentro de nuestras tradiciones también existe la convicción de que nos resulta imposible sobrevivir aislados del Gran Ser. Por eso, nuestra tarea como humanos es “volvernos parte del gran himno de alabanza que es la existencia. Esto es llamado pensamiento cosmológico. Cuando se participa del misterio sagrado, en ese momento se sabe qué significa ser plenamente humano.”



Una mutación portentosa

A grandes rasgos, los humanos como especie estamos atravesando una de las mayores transformaciones imaginables en el orden evolutivo del universo. Estamos dejando atrás la etapa que hace unos once mil años dio paso a la llamada “revolución neolítica”.

No se trata de un relato de ciencia ficción sobre “otra realidad” cimentada sobre alguna fantasía sin asideros. Es el futuro de nuestra experiencia en la Tierra, que algunos ya denominan “revolución noética”. Por ejemplo, en su libro L’Age de la Connaissance (2005, La Era del Conocimiento), el pensador Marc Halévy expresa que la nuestra especie se encuentra en los umbrales de una genuina revolución noética cuyos fundamentos serán el talento, la creatividad, la imaginación, la intuición y la capacidad de transmitir ese conocimiento mediante una nueva educación.

Neolítico significa “piedra pulimentada”, se aplicó al tercer y último período de la Edad de Piedra y se entiende por revolución neolítica (anterior a la Edad de los Metales) un trascendental cambio por el cual, tras decenas de miles de años de caza, pesca y recolección; la humanidad comenzó a practicar actividades agropecuarias, unos nueve mil años antes de Cristo. Sus características fueron: la sedentarización, la agricultura, la ganadería y la cerámica; y el inicio de las navegaciones. Al llegar a su madurez se inició la formación de sociedades urbanas. A partir del siglo XVIII de la era actual, en algunos países la industria pasó a ser la actividad fundamental, sentando las bases económicas que consolidaron la revolución industrial, ahora en estado crítico.

La palabra "noético" deriva de la raíz griega nous que significa "conocimiento, inteligencia, espíritu". Ha dado base a otros términos como noosfera (Pierre Teilhard de Chardin) o noología (Edgar Morin). En inglés, se utiliza con gran frecuencia en el ámbito estadounidense donde en Sausalito, California funciona un Instituto de Ciencias Noéticas fundado por el ex astronauta Edgar Mitchell. En francés, "noese" se usa con frecuencia como un adjetivo en círculos de estudios fenomenológicos (donde es definido el proceso de “conocer”) y también entre los semiólogos como “referente al conocimiento”.

La revolución noética fue preanunciada por pensadores como Henri Bergson, Albert Einstein y Werner Heisenberg, entre otros, y viene siendo configurada por Edgar Morin, Ilya Prigogine, Trinh Xuan Thuan, Ervin Laszlo, Hubert Reeves, Jacques Lesourne, Henri Atlan y muchos más. Entre nosotros, Hugo Rodríguez. El paleontólogo Teilhard documentó el modo en que la evolución cósmica (de la cual somos parte) ha pasado sucesivamente de la Energía a la Materia, de la Materia a la Vida, y actualmente de la Vida al Pensamiento) por consiguiente, al Conocimiento.

Quienes han explorado los potenciales anidados en la consciencia humana, mediante la meditación integral o los estados alterados de consciencia, revelan otras latitudes del conocimiento evolutivo. Es el principio de la mutación portentosa que fecunda el alba de la revolución noética. El principio de una era inédita.


Introspecciones Sutiles

La “realidad” excede nuestros cinco sentidos convencionales. Hay “en” nosotros y “alrededor” de nosotros una infinidad de fenómenos y procesos que no pueden ser registrados por el oído, la vista, el olfato, el gusto y el tacto.

Constituyen la dimensión “metafísica”, o sea, instancias que están más allá de lo corporal y de la verificación sensorial: implican una órbita transpersonal.

Las relaciones humanas intensas y profundas dependen del desarrollo de dones que existen naturalmente en nuestro ser, pero que requieren estímulo y refinamiento para desplegar todas sus posibilidades. Asimismo, la evolución individual no puede ser resultado de la casualidad sino que requiere un refinamiento constante de la propia existencia. Vivir es como asumir la partitura de una sinfonía. Ello nos plantea la necesidad de “afinar” sin pausa el instrumento humano que constituimos y al mismo tiempo el desafío de captar el “concierto” implícito en el mundo y en la sociedad. Para aportarle nuestro matiz singular. De ello surge el “sentido de la vida”. Es así como brota y fructifica una melodía vivencial e incomparable: el espíritu comunitario.

Despojada del impulso devocional (enfocado en algún ente “superior”) o ritual (basado en formalismos o símbolos), el acto meditativo basado en el ritmo respiratorio y permeable a sonidos específicos permite la emergencia en nuestra consciencia de un sinfín de sutilezas que no vienen acompañadas de conceptos o ideas. Se trata de la pura materia prima del acto de percibirlo todo tal como es: eterno y espontáneo. Nos libramos de lastres e interferencias paralizantes. Entramos en una zona de fluidez incondicional.

Ello requiere persistencia y sencillez. Un error usual es buscar espectacularidad en el campo espiritual, donde en verdad todo es ingobernable y liberador. Lo consideramos una “introvisión” donde la convergencia de impresiones sutiles nos permite abrirnos en función de una “común-unidad” no regida por el tiempo y el espacio: el latido universal. Una comunión sin fronteras.

Meditación y Salud
La potencialidad del ser

Existe en cada uno de nosotros una gama variada de dones que en general no asumimos y quedan latentes sin desarrollarse plenamente.

Son como semillas que no florecen ni fructifican. Y constituyen netamente la herramienta básica de todo lo que contribuye al despliegue evolutivo de nuestro ser en el contexto de la especie humana, en un planeta primordialmente acuático y en un universo inequívocamente solar.

Al mismo tiempo, está comprobado que un amplio repertorio de afecciones, trastornos y padecimientos humanos surgen de una incorrecta disposición de nuestras energías, tiempo y oportunidades de realización y plenitud. Esto no depende de doctrinas, esquemas o ideologías específicas a las que debamos ajustarnos a fin de justificar nuestra presencia en el mundo. La posibilidad de existir con intensidad y de asumir nuestros potenciales naturales está al alcance de todos, pero pocos son los que se embarcan en esta travesía reveladora, distraídos por los “ruidos” de la sociedad de consumo, o abrumados por el complejo quehacer cotidiano para “ganarse el pan de cada día”.

La Organización Mundial de la Salud ofrece esta definición, que consideramos materialista e incompleta: “Salud es el logro del máximo nivel de bienestar físico, mental y social y de la capacidad de funcionamiento que permiten los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad.”

No podemos reducir la vida humana apenas a los aspectos meramente biológicos y sociales de nuestra cultura. En el ser humano, la existencia biológica y psicológica se encuentra dotada de inteligencia, imaginación y ternura: eso es la espiritualidad. La vida humana no consiste en un hecho exclusivamente biológico: es una complejidad bio-psico-espiritual. Vivir humanamente no es apenas lograr mantener una vida biológica estable, reproducirse, y alcanzar cierto grado de bienestar propicio para tales fines. De modo igual o más importante, es realizar al máximo nuestro potencial sagrado.

No somos entidades de carne y hueso que ocasionalmente tienen experiencias espirituales: somos criaturas espirituales que evolucionamos en el seno de experiencias materiales. Pero por su naturaleza intangible y por deformación colectiva, lo “espiritual” se presta a fantasías de todo tipo que poco contribuyen a lo que en verdad han tratado de comunicarnos todos los grandes maestros de la humanidad.

¿De qué se trata? Pues que somos parte de un campo de energía suprema que sólo nos requiere fluir sin restricciones a fin de expresar en nuestro ser el himno de la creación. Meditar es un acto liberador donde la mente contempla su trascendencia vital en la realidad espiritual del ser humano, para disfrutar sin límites.

Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos.

HENRY DAVID THOREAU

CAMBIO CLIMÁTICO




Bolivia promueve para abril la Cumbre de los Pueblos sobre el Cambio Climático

El 3 enero del corriente año, dos semanas después de la fallida Cumbre sobre Cambio Climático que la ONU celebró en Copenhague (Dinamarca), el gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia convocó a los pueblos y movimientos sociales y “defensores de la madre tierra del mundo”, e invitó a los científicos, académicos, juristas y gobiernos que quieran trabajar con sus pueblos, a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra que se realizará del 20 al 22 de abril del 2010 en la ciudad boliviana de Cochabamba.

Publicado Martes 2 de Febrero

El gobierno convocante considera que el cambio climático representa una amenaza real para la existencia de la humanidad, de los seres vivos y de la Madre Tierra tal como hoy es conocida. Y alega que ha constatado un grave peligro climático que existe para islas, zonas costeras, glaciares de los Himalayas, los Andes y las montañas del mundo, los polos de la Tierra, regiones calurosas como el África, fuentes de agua, poblaciones afectadas por crecientes desastres naturales, plantas y animales, y ecosistemas en general.

La convocatoria de Bolivia se ha basado en la evidencia de que “los más afectados por el cambio climático serán los más pobres del planeta que verán destruidos sus hogares, sus fuentes de sobrevivencia y serán obligados a migrar y buscar refugio. Hemos confirmado que el 75% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero se originaron en los países irracionalmente industrializados del norte, y que el cambio climático es producto del sistema capitalista. Lamentamos el fracaso de la Conferencia de Copenhague por responsabilidad de los países llamados desarrollados que no quieren reconocer la deuda climática que tienen con los países en vías de desarrollo, las futuras generaciones y la Madre Tierra”.

El presidente boliviano Evo Morales Ayma afirmó que para garantizar el pleno cumplimiento de los derechos humanos en el siglo XXI “es necesario reconocer y respetar los derechos de la Madre Tierra, reafirmar la necesidad de luchar por la justicia climática, reconocer la necesidad de asumir acciones urgentes para evitar mayores daños y sufrimientos a la humanidad, la Madre Tierra, y restablecer la armonía con la naturaleza”.

La Cumbre celebrada en la capital de Dinamarca concluyó sin consenso sobre el Acuerdo de Copenhague, del que la ONU sólo “tomó nota”. El texto final fue negociado durante una reunión cerrada restringida a unos pocos líderes de varios países, entre ellos Estados Unidos, China, India, Granada, Sudáfrica y Brasil, con la presencia del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon. Ello causó el disgusto de otras naciones que se sintieron excluidas, como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Sudán. Aquel documento estipulaba un aporte de 10.000 millones de dólares anuales entre 2010 y 2012 para que las naciones más vulnerables pudieran hacer frente a los efectos del cambio climático, y 100.000 millones anuales a partir de 2020 para políticas de mitigación y adaptación. No mencionaba en absoluto parámetros específicos sobre emisión de gases de Efecto Invernadero por parte de las naciones altamente desarrolladas y potencias emergentes como China e India..

El secretario general Ban Ki-moon consideró que se había dado un paso adelante muy importante hacia la limitación y reducción de emisiones de tales gases. Expresó: “Puede ser que el acuerdo no satisfaga a todos. Sé que tanto los países desarrollados como los en desarrollo no están felices. Pero creo que a través de la adopción del Acuerdo de Copenhague van a poder conseguir todo lo que necesitan, pese a que no todos han obtenido lo que querían”. Acotó que era crucial implementar este acuerdo de inmediato y mencionó al respecto tres tareas fundamentales:

a) La primera es que debemos transformar este acuerdo en un tratado legalmente vinculante el año próximo, b) la segunda, es que debemos lanzar el Fondo Climático Verde de Copenhague lo antes posible y debe mostrar resultados inmediatos para la gente que los necesita, y c) en tercer lugar se deben plantear objetivos más ambiciosos.

“Los compromisos de mitigación actuales todavía no logran el nivel básico que minimice el riesgo de cambio climático y las consecuencias serán graves”, advirtió el funcionario internacional.

La anunciada Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra tiene por objetivos:

1) Analizar las causas estructurales y sistémicas que provocan el cambio climático y proponer medidas de fondo que posibiliten el bienestar de toda la humanidad en armonía con la naturaleza.

2) Discutir y acordar el proyecto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra.

3) Acordar las propuestas de nuevos compromisos para el Protocolo de Kioto, y para proyectos de Decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que guiarán el accionar de los gobiernos comprometidos con la vida en las negociaciones de cambio climático y en todos los escenarios de Naciones Unidas, respecto a:

a) deuda climática,

b) migrantes-refugiados del cambio climático,

c) reducción de emisiones,

d) adaptación,

e) transferencia de tecnología,

f) financiamiento,

g) bosques y cambio climático,

h) visión compartida,

i) pueblos indígenas, y

j) otros

4) Trabajar en la organización del Referéndum Mundial de los Pueblos sobre el cambio climático.

5) Analizar y trazar un plan de acción para avanzar en la constitución de un Tribunal de Justicia Climática;

6) Definir las estrategias de acción y movilización en defensa de la vida frente al Cambio Climático y por los Derechos de la Madre Tierra.

En otras declaraciones, el presidente boliviano Morales sostuvo que "las causas del calentamiento global del planeta se originan en una irracional e ilimitada industrialización promovida por las grandes potencias que han contaminado el ambiente y ponen en riesgo la vida de los seres vivos, no solamente de los humanos". Lamentó que algunos líderes mundiales prefieran optar por el dinero y las ganancias y no por la defensa de la vida. Añadió que "es necesario que los gobernantes optemos por contribuir a la vida para salvar a la humanidad y no para matarla. Elevar el calentamiento global a dos grados centígrados sería una amenaza contra la sobrevivencia del mundo, al punto que elevará las aguas de los océanos hasta provocar la desaparición de islas donde viven seres humanos”.

El pasado domingo 31 de enero, la prensa europea resaltó que ese día finalizaba el plazo para que los países participantes en la cumbre de Copenhague dieran a conocer sus propuestas de reducción de gases perjudiciales, lo cual según la organización no gubernamental Oxfam Internacional será el "fracaso de la primera prueba" surgida tras la cumbre en el país nórdico y el principio de un proceso que llevará al mundo a ser "cuatro grados más caliente".

Los mismos medios comentaron que los líderes internacionales han fracasado hasta el momento a la hora de proponer los recortes adecuados en las emisiones de gases contaminantes. A ese respecto, dicha ONG señaló a la Unión Europea, Japón y Australia, quienes ya han puesto sus planes sobre la mesa, "ninguno de los cuales mejoran las ofertas ya existentes" antes de Copenhague. Se espera que los países ricos reduzcan sus emisiones hasta entre un 12 y 18 por ciento por debajo de los niveles registrados en 1990, es decir, menos de la mitad del 40 por ciento necesario para que en estos países se mantenga la temperatura en el nivel que Oxfam considera adecuado. Si estos países se atienen al 12-18 por ciento previsto, los científicos predicen que la temperatura media del planeta subirá cuatro grados hacia el 2100.

Este ascenso de la temperatura creará, según diversos científicos, "un mundo tullido por la sequía, en el que cuatro mil millones de personas estarán directa o indirectamente afectadas por la escasez de agua en todo el mundo, con sequías cada diez años en el sur de África y Europa, donde este tipo de fenómenos suele tener lugar una vez cada siglo. "Los líderes mundiales van a fracasar en su primera prueba desde la declaración de Copenhague. Han reconocido que las temperaturas deberían mantenerse por debajo del nivel de emergencia de dos grados, pero todavía siguen hablando de reducciones que desembocarán en un aumento de cuatro grados", explicó el asesor climático de Oxfam, Antonio Hill.

Finalmente, existe a nivel de numerosas naciones en vías de desarrollo la convicción de que la carta de intenciones de Copenhague es un testimonio limitado que demuestra que ni siquiera el mínimo común denominador acordado por los países garantiza los recortes necesarios para evitar semejante calentamiento. Por ello, Oxfam ha solicitado que el objetivo global de la reducción de emisiones de acuerdo con datos científicos sea calculado conforme a las responsabilidades históricas de cada país, y de su capacidad económica para resolverlo.





CAROLINA LUCAS




Coordinadora Verde de España felicita a Carolina Lucas (49 años), primera diputada de Los Verdes de Inglaterra y Gales en el Parlamento británico. Fue elegida con 31 por 100 de los votos en la circunscripción de Brighton, por delante de los candidatos laboristas (28.9 por 100), conservadores (23,7 por 100) y liberales (13.8 por 100).

En palabras de Sonia Ortiga, coportavoz de la Coordinadora Verde , "hoy es un gran día para el ecologismo político inglés y británico, y enviamos nuestra enhorabuena a nuestra compañera Carolina Lucas por este estupendo resultado. Nos alegra ver que a pesar del sistema mayoritario a una sola vuelta, que tanto favorece a los partidos tradicionales, seabre un espacio cada vez mayor para otras propuestas políticas como la alternativa verde. Es una enorme esperanza que nos envía el Green Party: a pesar de nuestro sistema electoral injusto, también es posible en España".


Añade el coportavoz de la organización ecologista Florent Marcellesi: "Está soplando un viento muy propicio para la ecología política en toda Europa. Tras los estupendos resultados de Europe Écologie en Francia, la entrada de los verdes húngaros en su parlamento nacional, el primer eurodiputado verde en Grecia y ahora la primera diputada en el Parlamento de Westminster, estamos con mucho ánimo para seguir construyendo la alternativa verde en España y obtener también nuestros primeros escaños verdes en el Congreso en 2012."