Dato 1: en el año 1700 la población mundial sumaba 600 millones de seres humanos que en 2000 ascendieron a 6.000 millones. En la actualidad su número se aproxima a los 7.000 millones. Según proyecciones de
Dato 2: Durante el primer cuatrimestre de 2010 han sido notorios movimientos telúricos de gran intensidad, con impactos destructivos graves en países como Haití y Chile. Las noticias de este carácter han alcanzado casi una frecuencia semanal. A ello se sumó a mediados de abril la erupción del volcán Eyjafyallajokull, en Islandia, que lanzó a la atmósfera grandes olas de humo negro, cenizas y vapor blanco, además de fundir parte de un glaciar. Hacía 189 años que no se veía la erupción de un volcán en medio de un glaciar. La visibilidad condicionada impuso la suspensión de los vuelos entre España y el Reino Unido, y también la circulación aérea entre Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Irlanda y Bélgica.
Dato 3: A propósito de las profecías apocalípticas referidas al emblemático año 2012, varios canales de televisión por cable no escatiman la proyección reiterada de documentales y programas que vaticinan instancias catastróficas para el planeta y sus criaturas.
Entretanto, notorios trastornos climáticos afectan la existencia en variados territorios y a sus respectivos pobladores.
No es mi intención sumarme a la polémica que atribuye ciertas calamidades ambientales al accionar de nuestra especie o, en cambio, a los ciclos solares o simplemente a vaivenes del mundo natural. Esa es otra conversación. Lo que debería preocupar a los dirigentes mundiales y a los ciudadanos del globo se refiere a una noticia reciente conectada con la fallida conferencia mundial sobre cambio climático que tuvo lugar en diciembre de 2009 en Copenhague.
A mediados del pasado abril de 2010, en Bonn (Alemania), Naciones Unidas reconoció que el proceso paralizante que provocó el naufragio de esa reunión cumbre en Dinamarca no sólo persiste sino que se ha agravado. Yvo de Boer, secretario de
Aquí empieza el drama histórico. La humanidad no tiene modo de frenar las grandes energías universales. Por eso
Tendremos que aplicarnos a reconsiderar el concepto de “calidad de vida” no ciñéndonos apenas al mundo material sino también incorporando la variante espiritual. Deberemos ingresar en un ciclo de existencia frugal despegado de los criterios dilapidadores entronizados por la llamada Sociedad de Consumo. Esto será más duro para los habitantes privilegiados del mundo ultradesarrollado, en tanto los países en vías de “transición” tendrán que asumir la imposibilidad de alcanzar los niveles de depredación que practicaron las naciones consideradas “ricas”.
El cultivo de nuestras almas se presenta como una epopeya fundacional.
Miguel, te encuentro luego de mucho sin saber nada de vos, excepto esto de ser un defensor ferviente de la ecologia con mayusculas. En 1971, 1973 recuerdo que me rateaba del colegio secundario y me iba a Radio Municipal, donde tenias un programa, recuerdo que nos llevasta a un amigo y a mi a tomar un cafe, junto con Lito Nebbia, y nos trataste siempre como pares. La Musica que nos compartiste nos abrio cabezas a muchos. Un abrazo, y aca estaré leyendote . Tengo tu libro (lo leyeron mis hijos que ya tienen 21 y 24 años), La Historia del Rock en Argentina. Abrazo
ResponderEliminarMiguel
http://blogs.clarin.com/caminantes-y-puentes/
Mucho después, lo leo. Te agradezco el envío. Saludos. MG
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